La Montana Gallery Barcelona acoge la obra de Sino. El veterano escritor de graffiti francés apuesta en su trabajo de estudio por una investigación sobre la estética mas descarnada del graffiti callejero y su interacción con las paredes de la urbe. Tags, trazos y rayadas se superponen sobre diferentes texturas que parecen haber sido arrancadas de cualquier callejón.


¿Qué quiere decir “oldschool”? Esta etiqueta que en un principio sirvió para marcar el graffiti anterior a los 90, a día de hoy se utiliza para designar a los escritores veteranos, a los que hacen estilo clásico o incluso a los que pintaron hace mucho tiempo y lo dejaron. Esta clasificación sería más que válida para Sino, pero solo en su significado original y es que, como veremos, sus inicios en el graffiti se remontan hasta hace más de 35 años.

Sino llegó a convertirse en una pieza clave del graffiti canadiense gracias, entre otras cosas, a su punto de venta “Le Sino” aka Montana Shop Montreal. Con su regreso a la capital francesa, sus aventuras en el graffiti dejaron de comprometer su proyecto y el componente de DUC parece haber recuperado la actividad callejera con la energía de un adolescente. Así que hemos aprovechado su expo en la Montana Gallery para hablar no solo de exposiciones y cuadros, también de calles, vías y túneles.

¿Puedes hablarnos de tu trayectoria como escritor de graffiti y artista?

Empecé a pintar graffiti en 1987 en París, pero fue en el 88 cuando elegí oficialmente el nombre de Sino. Al principio pintaba sobre todo cerca de donde vivía, en la línea de metro de Saint-Lazare. A finales de 1990, empecé a pintar trenes, pero siempre le di más importancia al graffiti en la calle pues me gusta poder verlo.

En el 98, me trasladé a Montreal, Canadá. Allí conocí a Matis, mi principal socio por aquel entonces. Pintamos muchos spots callejeros en una ciudad donde limpian intensamente.

«Al principio, la tienda no era más que una forma de pagarme mi pintura, un poco como un pequeño traficante que vende para consumir gratis, pero empezó a crecer rápidamente.»

Un poco más tarde, abrí una tienda de graffiti y tuve que aflojar un poco porque habría sido demasiado fácil para las autoridades locales identificarme. Al principio, la tienda no era más que una forma de pagarme mi pintura, un poco como un pequeño traficante que vende para consumir gratis, pero empezó a crecer rápidamente. Justo en el momento que la escena del graffiti en Montreal estaba en plena expansión. A mediados de los años 2000, me convertí en el distribuidor canadiense de Montana Colors y todavía »Le Sino» es la tienda oficial de Montana en Montreal.

Durante la década de 2010,  fui volviendo progresivamente a París porque mi familia vive aquí.
Hoy en día, además de graffiti, comparto un espacio de estudio con Zenoy y pinto lienzos, una práctica que empecé hace unos 10 años.

Creo que es muy emocionante empezar en el mundo del arte lo que ya conseguí en el del graffiti: hacerme un nombre. ¡Y ahora aquí estoy con mi exposición en Montana Gallery Barcelona!

 

Hemos notado que últimamente estás más activo en París. ¿Hay alguna razón específica?

No, en realidad no. Cada vez que volvía a París, pintaba en buenos sitios si los veía. Y ahora que he vuelto oficialmente, sigue siendo así. Quizá pienses eso porque últimamente han limpiado la autopista periférica y he pintado muchas piezas con mis colegas. También pinté el metro hace poco, que como he dicho no es lo que más me gusta, pero me invitaron, así que, ¿por qué no? Siempre es divertido pintar algún vagón.

¿Qué buscas cuando pintas graffiti frente a cuando haces arte? ¿Hay alguna diferencia entre estas dos prácticas?

Es completamente diferente. Detrás del graffiti hay una cultura, códigos y reglas que seguir. Puedes forzar o cambiar estas reglas, como hacen muchos chavales ahora, pero siguen siendo reglas a seguir: los códigos 2023. Vale, hoy en día es cierto que estas reglas son más abiertas, pero yo sigo representando la forma en que veíamos las cosas entonces. Para mí, el graffiti significa poner tu publicidad personal, divertirte con los homies, pintar en 15 minutos un lugar ilegal. Por aquel entonces, casi nunca hacía fotos de mis obras.

«Creo que el graffiti en el estudio no tiene sentido, aunque no puedo apartarme totalmente de él»

Por el contrario, en el estudio, intento deshacerme de la cultura del graffiti, hacer lo que me da la gana técnicamente. Para mí, es un nuevo horizonte. La mayoría de las veces, mis cuadros tardan una semana en estar terminados y a veces, los dejo reposar un tiempo cuando no sé cómo acabarlos. Todo el proceso es muy distinto y creo que el graffiti en el estudio no tiene sentido, aunque no puedo apartarme totalmente de él.

Además, no tengo ningún plan específico cuando empiezo un cuadro, crece orgánicamente. En cambio, cuando se trata de graffiti, siempre tengo un plan. Por ejemplo, una de las últimas misiones, fuimos a metro y cuando terminamos, el chico con el que estaba quería pintar otro. No tenía nada preparado, ningún plan b, así que no pinté. No me preocupé, ¡aún así me quedé allí!

Efectivamente, se ve una gran influencia del graffiti en tu práctica de estudio. Parece una versión romántica del graffiti, ya que recuerda tags, throw-ups o piezas borradas por el tiempo. Y estas texturas de las paredes…

Lo que ves ahora es algo que he querido hacer durante unos 10 años, pero sentía que no podía hacerlo. Primero, técnicamente y segundo, porque creía que la gente pensaría que era demasiado sucio. En aquella época, los escritores que hacían arte hacían cosas súper limpias, cercanas al graffiti, así que naturalmente fui en esa dirección. Al final, eso no es realmente lo que quería hacer…

Creo que mis cuadros son una representación de las paredes. Si miras una pared, esa pared está de pie, viva, funcionando como una pared. Tú también estás vivo, ahí, mirándola. Lo que ves en esa pared son huellas de la vida, del paso del tiempo, de arrugas o heridas que puedas tener, recuerdos que se desvanecen, de personas que has perdido. Creo que eso es lo que veo en mis cuadros.

«Cuando pinto graffiti, pongo colores bonitos en lugares »feos». Con mi trabajo de estudio, traigo estos lugares feos a interiores y les doy un buen aspecto.»

También son pequeñas partes del gueto, de calles mugrientas, sacadas de su contexto. Cuando pinto graffiti, pongo colores bonitos en lugares »feos». Con mi trabajo de estudio, traigo estos lugares feos a interiores y les doy un buen aspecto. Esta parte sucia de la pared se convertirá en bonita, igual que el graffiti cuando se hacen en lugares mugrientos.

Entiendo que a algunas personas no les guste este nuevo enfoque y que prefieran al ‘’antiguo» Sino. Me puse en »peligro» haciendo algo nuevo con mi arte, no sabía si la gente lo aceptaría o no. Debo admitir que todavía estoy luchando un poco con todo eso…

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